3
y se juntaron contra Moisés y Aarón, y les dijeron: Basta ya de vosotros, porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está el SEÑOR; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación del SEÑOR?
4
Y cuando lo oyó Moisés, se postró sobre su rostro;
5
y habló a Coré y a todo su séquito, diciendo: Mañana mostrará el SEÑOR quién es suyo, y al santo lo hará llegar a sí; y al que él escogiere, él lo allegará a sí.
6
Haced esto: tomad incensarios, Coré y todo su séquito,
7
y poned fuego en ellos, y poned en ellos sahumerio delante del SEÑOR mañana; y será que el varón a quien el SEÑOR escogiere, aquel será el santo; esto os baste, hijos de Leví.
8
Dijo más Moisés a Coré: Oíd ahora, hijos de Leví:
9
¿Os es poco que el Dios de Israel os haya apartado de la congregación de Israel, haciéndoos allegar a sí para que ministraseis en el servicio del tabernáculo del SEÑOR, y estuvieseis delante de la congregación para ministrarles?
10
¿Y que te hizo acercar a ti, y a todos tus hermanos los hijos de Leví contigo; para que procuréis también el sacerdocio?
11
Por tanto, tú y todo tu séquito sois los que os juntáis contra el SEÑOR; pues Aarón, ¿qué es, para que contra él murmuréis?
12
Y envió Moisés a llamar a Datán y Abiram, hijos de Eliab; mas ellos respondieron: No iremos allá.
13
¿Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que también te enseñorees de nosotros imperiosamente?