5
No os fiéis del vecino, ni confiéis en el amigo. De la que reposa en tu seno, guarda tus labios.
6
Porque el hijo trata con desdén al padre, la hija se levanta contra la madre, y la nuera contra su suegra; los enemigos del hombre son los de su propia casa.
7
Pero yo pondré mis ojos en el SEÑOR, esperaré en el Dios de mi salvación; mi Dios me oirá.
8
No te alegres de mí, enemiga mía. Aunque caiga, me levantaré, aunque more en tinieblas, el SEÑOR es mi luz.
9
La indignación del SEÑOR soportaré, porque he pecado contra El, hasta que defienda mi causa y establezca mi derecho. El me sacará a la luz, y yo veré su justicia.
10
Entonces mi enemiga lo verá, y se cubrirá de verguenza la que me decía: ¿Dónde está el SEÑOR tu Dios? Mis ojos la contemplarán; entonces será pisoteada como el lodo de las calles.
11
Viene el día para la edificación de tus muros; aquel día se extenderán tus límites.
12
Viene el día cuando ellos vendrán hasta ti desde Asiria y las ciudades de Egipto; desde Egipto hasta el río , de mar a mar y de monte a monte.
13
Y la tierra será desolada a causa de sus habitantes, por el fruto de sus obras.
14
Pastorea a tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu heredad, que mora solo en el bosque, en medio de un campo fértil . Que se apacienten en Basán y Galaad como en los días de antaño.
15
Como en los días de tu salida de la tierra de Egipto, te mostraré milagros.