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Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre hacía doce años, llegándose por detrás, tocó la franja de su vestido,
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porque decía entre sí: Si tocare solamente su vestido, seré libre.
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Mas Jesús volviéndose, y mirándola, dijo: Confía, hija, tu fe te ha librado. Y la mujer fue libre desde aquella hora.
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Y llegado Jesús a casa del principal, viendo los tañedores de flautas, y la multitud que hacía bullicio,
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les dijo: Apartaos, que la muchacha no está muerta, mas duerme. Y se burlaban de él.
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Pero cuando la multitud fue echada fuera, entró, y la tomó de su mano, y se levantó la muchacha.
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Y se difundió esta fama por toda aquella tierra.
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Y pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: Ten misericordia de nosotros, Hijo de David.
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Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dice: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dicen: Sí, Señor.
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Entonces tocó los ojos de ellos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.
30
Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente , diciendo: Mirad que nadie lo sepa.