17
De esta manera, todo buen árbol lleva buenos frutos; mas el árbol podrido lleva malos frutos.
18
No puede el buen árbol llevar malos frutos, ni el árbol podrido llevar frutos buenos.
19
Todo árbol que no lleva buen fruto, se corta y se echa en el fuego.
20
Así que, por sus frutos los conoceréis.
21
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
22
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre sacamos demonios, y en tu nombre hicimos muchas grandezas?
23
Y entonces les confesaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.
24
Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé al varón prudente, que edificó su casa sobre la peña;
25
y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y combatieron aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la peña.
26
Y cualquiera que me oye estas palabras, y no las hace, le compararé al varón loco, que edificó su casa sobre la arena;
27
y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, e hicieron ímpetu en aquella casa; y cayó; y fue grande su ruina.