12
"Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
13
"Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén."
14
Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros.
15
Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras transgresiones.
16
Y cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas; porque ellos desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que están ayunando. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
17
Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro,
18
para no hacer ver a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
19
No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban;
20
sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban;
21
porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
22
La lámpara del cuerpo es el ojo; por eso, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz.