16
Entonces los que están en Judea, huyan a los montes
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y el que sobre el terrado, no descienda a tomar algo de su casa
18
y el que en el campo, no vuelva otra vez a tomar sus vestidos
19
Mas ¡ay de las preñadas, y de las que crían en aquellos días
20
Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado
21
porque habrá entonces gran tribulación, cual no fue desde el principio del mundo hasta ahora, ni será
22
Y si aquellos días no fueran acortados, ninguna carne sería salva; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados
23
Entonces, si alguno os dijere: He aquí está el Cristo, o allí, no creáis
24
Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y darán señales grandes y prodigios; de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos
25
He aquí os lo he dicho antes
26
Así que, si os dijeren: He aquí en el desierto está, no salgáis; he aquí en las cámaras, no creáis
27
Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre
28
Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas
29
Y luego, después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su lumbre, y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes de los cielos serán conmovidas
30
Y entonces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria
31
Y enviará sus ángeles con trompeta y gran voz; y juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro
32
Del árbol de la higuera aprended la comparación: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca
33
Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas
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De cierto os digo, que no pasará esta generación, que todas estas cosas no acontezcan
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El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán
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Pero del día y hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino mi Padre solo