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Al oír esto, las multitudes se admiraban de su enseñanza.
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Pero al oír los fariseos que Jesús había dejado callados a los saduceos, se agruparon;
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y uno de ellos, intérprete de la ley, para ponerle a prueba le preguntó:
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Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley?
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Y El le dijo: AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE.
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Este es el grande y el primer mandamiento.
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Y el segundo es semejante a éste: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO.
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De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
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Estando reunidos los fariseos, Jesús les hizo una pregunta,
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diciendo: ¿Cuál es vuestra opinión sobre el Cristo? ¿De quién es hijo? Ellos le dijeron<***>: De David.
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El les dijo<***>: Entonces, ¿cómo es que David en el Espíritu le llama "Señor", diciendo: