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El reino de los cielos puede compararse a un rey que hizo un banquete de bodas para su hijo.
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Y envió a sus siervos a llamar a los que habían sido invitados a las bodas, pero no quisieron venir.
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De nuevo envió otros siervos, diciendo: Decid a los que han sido invitados: "Ved, ya he preparado mi banquete; he matado mis novillos y animales cebados, y todo está aparejado; venid a las bodas."
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Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a sus negocios,
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y los demás, echando mano a los siervos, los maltrataron y los mataron.
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Entonces el rey se enfureció, y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos asesinos e incendió su ciudad.
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Luego dijo<***> a sus siervos: "La boda está preparada, pero los que fueron invitados no eran dignos.
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"Id, por tanto, a las salidas de los caminos, e invitad a las bodas a cuantos encontréis."
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Y aquellos siervos salieron por los caminos, y reunieron a todos los que encontraron, tanto malos como buenos; y el salón de bodas se llenó de comensales.
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Pero cuando el rey entró a ver a los comensales, vio allí a uno que no estaba vestido con traje de boda,
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y le dijo<***>: "Amigo, ¿cómo entraste aquí sin traje de boda?" Y él enmudeció.