15
Y diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece malamente; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua
16
Y lo he presentado a tus discípulos, y no le han podido sanar
17
Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación infiel y torcida! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de sufrir? Traédmelo acá
18
Y Jesús le reprendió, y salió el demonio de él; y el niño fue sano desde aquella hora
19
Entonces, acercándose los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no lo pudimos echar fuera
20
Y Jesús les dijo: Por vuestra infidelidad; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá; y se pasará; y nada os será imposible
21
Mas este linaje de demonios no sale sino por oración y ayuno
22
Y estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres
23
Y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera
24
Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas
25
Y él dice: Sí. Y entrando él en casa, Jesús le habló antes, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quién cobran los tributos o el censo? ¿De sus hijos o de los extraños
26
Pedro le dice: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos
27
Sin embargo, para que no los ofendamos, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que viniere, tómalo, y abierta su boca, hallarás un estatero: tómalo, y dáselo por mí y por ti