3
Y respondiendo El, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios a causa de vuestra tradición?
4
Porque Dios dijo: "HONRA A tu PADRE Y A tu MADRE," y: "QUIEN HABLE MAL DE su PADRE O DE su MADRE, QUE MUERA."
5
Pero vosotros decís: "Cualquiera que diga a su padre o a su madre: 'Es ofrenda a Dios todo lo mío con que pudieras ser ayudado',
6
no necesitará más honrar a su padre o a su madre." Y así invalidasteis la palabra de Dios por causa de vuestra tradición.
7
¡Hipócritas! Bien profetizó Isaías de vosotros cuando dijo:
8
"ESTE PUEBLO CON LOS LABIOS ME HONRA, PERO SU CORAZON ESTA MUY LEJOS DE MI.
9
"MAS EN VANO ME RINDEN CULTO, ENSEÑANDO COMO DOCTRINAS PRECEPTOS DE HOMBRES."
10
Y llamando junto a sí a la multitud, les dijo: Oíd y entended:
11
no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.
12
Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron<***>: ¿Sabes que los fariseos se escandalizaron cuando oyeron tus palabras?
13
Pero El contestó y dijo: Toda planta que mi Padre celestial no haya plantado, será desarraigada.
14
Dejadlos; son ciegos guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo.
15
Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos la parábola.
16
Y El dijo: ¿También vosotros estáis aún faltos de entendimiento?
17
¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al estómago y luego se elimina?
18
Pero lo que sale de la boca proviene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre.
19
Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias.
20
Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.
21
Saliendo Jesús de allí, se retiró a la región de Tiro y de Sidón.
22
Y he aquí, una mujer cananea que había salido de aquella comarca, comenzó a gritar, diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija está terriblemente endemoniada.
23
Pero El no le respondió palabra. Y acercándose sus discípulos, le rogaban, diciendo: Atiéndela, pues viene gritando tras nosotros.