32
y que de todas las semillas es la más pequeña; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de modo que LAS AVES DEL CIELO vienen y ANIDAN EN SUS RAMAS.
33
Les dijo otra parábola: El reino de los cielos es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina hasta que todo quedó fermentado.
34
Todo esto habló Jesús en parábolas a las multitudes, y nada les hablaba sin parábola,
35
para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta, cuando dijo: ABRIRE MI BOCA EN PARABOLAS; HABLARE DE COSAS OCULTAS DESDE LA FUNDACION DEL MUNDO.
36
Entonces dejó a la multitud y entró en la casa. Y se le acercaron sus discípulos, diciendo: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.
37
Y respondiendo El, dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre,
38
y el campo es el mundo; y la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del maligno;
39
y el enemigo que la sembró es el diablo, y la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
40
Por tanto, así como la cizaña se recoge y se quema en el fuego, de la misma manera será en el fin del mundo.
41
El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que son piedra de tropiezo y a los que hacen iniquidad;
42
y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes.
43
Entonces LOS JUSTOS RESPLANDECERAN COMO EL SOL en el reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga.
44
El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.
45
El reino de los cielos también es semejante a un mercader que busca perlas finas,
46
y al encontrar una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.
47
El reino de los cielos también es semejante a una red barredera que se echó en el mar, y recogió peces de toda clase;
48
y cuando se llenó, la sacaron a la playa; y se sentaron y recogieron los peces buenos en canastas, pero echaron fuera los malos.
49
Así será en el fin del mundo; los ángeles saldrán, y sacarán a los malos de entre los justos,
50
y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes.
51
¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos le dijeron<***>: Sí.
52
Y El les dijo: Por eso todo escriba que se ha convertido en un discípulo del reino de los cielos es semejante al dueño de casa que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
53
Y sucedió que cuando Jesús terminó estas parábolas, se fue de allí.
54
Y llegando a su pueblo, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que se maravillaban y decían: ¿Dónde obtuvo éste esta sabiduría y estos poderes milagrosos?
55
¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo , José, Simón y Judas?
56
¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿Dónde, pues, obtuvo éste todas estas cosas?
57
Y se escandalizaban a causa de El. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.
58
Y no hizo muchos milagros allí a causa de la incredulidad de ellos.