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Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Coged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas recoged el trigo en mi alfolí
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Otra parábola les propuso, diciendo: El Reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que tomándolo un hombre lo sembró en su campo
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el cual a la verdad es la más pequeña de todas las simientes; mas cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas
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Otra parábola les dijo: El Reino de los cielos es semejante a la levadura que tomándola la mujer, la esconde en tres medidas de harina, hasta que todo se leude
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Todo esto habló Jesús por parábolas a la multitud; y nada les habló sin parábolas
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Para que se cumpliera lo que fue dicho por el profeta, que dijo: Abriré en parábolas mi boca; Rebosaré cosas escondidas desde la fundación del mundo
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Entonces, despedida la multitud, Jesús se vino a casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo
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Y respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena simiente es el Hijo del hombre
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y el campo es el mundo; y la buena simiente son los hijos del Reino, y la cizaña son los hijos del malo
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y el enemigo que la sembró, es el diablo; y la siega es el fin del siglo, y los segadores son los ángeles
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De manera que como es cogida la cizaña, y quemada al fuego, así será en el fin de este siglo
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Enviará el Hijo del hombre a sus ángeles, y cogerán de su Reino todos los estorbos, y a los que hacen iniquidad
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y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes
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Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga
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También, el Reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en el campo; el cual hallado, el hombre lo encubre, y de gozo de ello va, y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo
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También el Reino de los cielos es semejante al hombre tratante, que busca buenas perlas
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que hallando una preciosa perla, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró
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También el Reino de los cielos es semejante a la red, que echada en el mar, coge de toda suerte de peces
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la cual estando llena, la sacaron a la orilla; y sentados, cogieron lo bueno en vasos, y lo malo echaron fuera
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Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos
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Y los echarán en el horno de fuego. Allí será el lloro y el crujir de dientes
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Les dijo Jesús: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos responden: Sí, Señor
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Y él les dijo: Por eso todo escriba docto en el Reino de los cielos, es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas
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Y aconteció que acabando Jesús estas parábolas, pasó de allí
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Y venido a su tierra, les enseñó en la sinagoga de ellos, de tal manera que ellos estaban fuera de sí, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría, y estas maravillas
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¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo y José, y Simón, y Judas
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¿Y no están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todo esto
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Y se escandalizaban de él. Mas Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su tierra y en su casa
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Y no hizo allí muchas maravillas, a causa de la incredulidad de ellos