30
Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Coged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas recoged el trigo en mi alfolí
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Otra parábola les propuso, diciendo: El Reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que tomándolo un hombre lo sembró en su campo
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el cual a la verdad es la más pequeña de todas las simientes; mas cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas
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Otra parábola les dijo: El Reino de los cielos es semejante a la levadura que tomándola la mujer, la esconde en tres medidas de harina, hasta que todo se leude
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Todo esto habló Jesús por parábolas a la multitud; y nada les habló sin parábolas
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Para que se cumpliera lo que fue dicho por el profeta, que dijo: Abriré en parábolas mi boca; Rebosaré cosas escondidas desde la fundación del mundo
36
Entonces, despedida la multitud, Jesús se vino a casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo
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Y respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena simiente es el Hijo del hombre
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y el campo es el mundo; y la buena simiente son los hijos del Reino, y la cizaña son los hijos del malo
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y el enemigo que la sembró, es el diablo; y la siega es el fin del siglo, y los segadores son los ángeles
40
De manera que como es cogida la cizaña, y quemada al fuego, así será en el fin de este siglo
41
Enviará el Hijo del hombre a sus ángeles, y cogerán de su Reino todos los estorbos, y a los que hacen iniquidad
42
y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes
43
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga
44
También, el Reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en el campo; el cual hallado, el hombre lo encubre, y de gozo de ello va, y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo
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También el Reino de los cielos es semejante al hombre tratante, que busca buenas perlas
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que hallando una preciosa perla, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró
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También el Reino de los cielos es semejante a la red, que echada en el mar, coge de toda suerte de peces
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la cual estando llena, la sacaron a la orilla; y sentados, cogieron lo bueno en vasos, y lo malo echaron fuera
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Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos
50
Y los echarán en el horno de fuego. Allí será el lloro y el crujir de dientes