30
Y hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.
31
Así que no temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos.
32
Por tanto, todo el que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.
33
Pero cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
34
No penséis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada.
35
Porque vine a PONER AL HOMBRE CONTRA SU PADRE, A LA HIJA CONTRA SU MADRE, Y A LA NUERA CONTRA SU SUEGRA;
36
y LOS ENEMIGOS DEL HOMBRE serán LOS DE SU MISMA CASA.
37
El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí.
38
Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
39
El que ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por mi causa, la hallará.
40
El que os recibe a vosotros, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.