10
Y retuvieron la palabra en sí, altercando qué sería aquello: Resucitar de los muertos.
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Y le preguntaron, diciendo: ¿Qué es lo que los escribas dicen, que es necesario que Elías venga antes?
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Y respondiendo él, les dijo: Elías a la verdad, vendrá primero y restituirá todas las cosas; y como está escrito del Hijo del hombre, que padezca mucho y sea tenido en nada.
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Pero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como está escrito de él.
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Y como vino a los discípulos, vio gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos.
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Y luego toda la multitud, viéndole, se espantó, y corriendo a él, le saludaron.
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Y preguntó a los escribas: ¿Qué disputáis con ellos?
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Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo,
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el cual, dondequiera que le toma, le despedaza; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron.
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Y respondiendo él, le dijo: ¡Oh generación infiel! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tengo de sufrir? Traédmelo.
20
Y se lo trajeron; y cuando le vio, luego el espíritu le desgarraba; y cayendo en tierra, se revolcaba, echando espumarajos.