12
Suspirando profundamente en su espíritu, dijo<***>: ¿Por qué pide señal esta generación? En verdad os digo que no se le dará señal a esta generación.
13
Y dejándolos, se embarcó otra vez y se fue al otro lado.
14
Y se habían olvidado de tomar panes; y no tenían consigo en la barca sino sólo un pan.
15
Y El les encargaba diciendo: ¡Tened cuidado! Guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.
16
Y ellos discutían entre sí que no tenían panes.
17
Dándose cuenta Jesús, les dijo<***>: ¿Por qué discutís que no tenéis pan? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Tenéis el corazón endurecido?
18
TENIENDO OJOS, ¿NO VEIS? Y TENIENDO OIDOS, ¿NO OIS? ¿No recordáis
19
cuando partí los cinco panes entre los cinco mil? ¿Cuántas cestas llenas de pedazos recogisteis? Y ellos le dijeron<***>: Doce.
20
Y cuando partí los siete panes entre los cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos le dijeron<***>: Siete.
21
Y les dijo: ¿Aún no entendéis?
22
Llegaron<***> a Betsaida, y le trajeron<***> un ciego y le rogaron<***> que lo tocara.
23
Tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera de la aldea; y después de escupir en sus ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó: ¿Ves algo?
24
Y levantando la vista, dijo: Veo a los hombres, pero los veo como árboles que caminan.
25
Entonces Jesús puso otra vez las manos sobre sus ojos, y él miró fijamente y fue restaurado; y lo veía todo con claridad.
26
Y lo envió a su casa diciendo: Ni aun en la aldea entres.
27
Salió Jesús con sus discípulos a las aldeas de Cesarea de Filipo; y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?
28
Y le respondieron, diciendo: Unos, Juan el Bautista; y otros Elías; pero otros, uno de los profetas.
29
El les preguntó de nuevo: Pero vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Pedro, le dijo<***>: Tú eres el Cristo.
30
Y El les advirtió severamente que no hablaran de El a nadie.
31
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer muchas cosas, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y después de tres días resucitar.
32
Y les decía estas palabras claramente. Y Pedro le llevó aparte y comenzó a reprenderlo.