30
También decía: ¿A qué haremos semejante el Reino de Dios? ¿O con qué parábola le compararemos?
31
Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las simientes que hay en la tierra;
32
mas después de sembrado, sube, y se hace la mayor de todas las legumbres, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo puedan morar bajo su sombra.
33
Y con muchas parábolas como éstas les hablaba la Palabra, conforme a lo que podían oír.
34
Sin parábola no les hablaba; pero a sus discípulos en particular declaraba todo.
35
Y les dijo aquel día cuando fue tarde: Pasemos al otro lado.
36
Y enviando la multitud, le tomaron como estaba en el barco; y había también con él otros barquitos.
37
Y se levantó una grande tempestad de viento, y echaba las olas en el barco, de tal manera que ya se llenaba.
38
El estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, y le despertaron, y le dijeron: ¿Maestro, no tienes cuidado que perecemos?
39
Y levantándose, increpó al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y fue hecha grande bonanza.
40
Y a ellos dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
41
Y temieron con gran temor, y decían el uno al otro. ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?