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También dijo: «¿Con qué vamos a comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola podemos usar para describirlo?
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Es como un grano de mostaza: cuando se siembra en la tierra, es la semilla más pequeña que hay,
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pero una vez sembrada crece hasta convertirse en la más grande de las hortalizas, y echa ramas tan grandes que las aves pueden anidar bajo su sombra».
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Y con muchas parábolas semejantes les enseñaba Jesús la palabra hasta donde podían entender.
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No les decía nada sin emplear parábolas. Pero cuando estaba a solas con sus discípulos, les explicaba todo.