21
También les dijo: ¿Viene la lámpara para ser puesta debajo del almud, o debajo de la cama? ¿No viene para ser puesta en el candelero
22
Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado, ni secreto que no haya de venir al descubierto
23
Si alguno tiene oídos para oír, oiga
24
Les dijo también: Mirad lo que oís: con la medida que medís, os medirán otros, y será añadido a vosotros los que oís
25
Porque al que tiene, le será dado; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado
26
Decía además: Así es el Reino de Dios, como si un hombre echa simiente en la tierra
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y duerme, y se levanta de noche y de día, y la simiente brota y crece como él no sabe
28
Porque de suyo fructifica la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga
29
y cuando el fruto fuere producido, luego se mete la hoz, porque la siega es llegada
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También decía: ¿A qué haremos semejante el Reino de Dios? ¿O con qué parábola le compararemos
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Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las simientes que hay en la tierra
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mas después de sembrado, sube, y se hace la mayor de todas las legumbres, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo puedan morar bajo su sombra
33
Y con muchas parábolas como éstas les hablaba la Palabra, conforme a lo que podían oír
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Sin parábola no les hablaba; pero a sus discípulos en particular declaraba todo
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Y les dijo aquel día cuando fue tarde: Pasemos al otro lado
36
Y enviando la multitud, le tomaron como estaba en el barco; y había también con él otros barquitos
37
Y se levantó una grande tempestad de viento, y echaba las olas en el barco, de tal manera que ya se llenaba
38
El estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, y le despertaron, y le dijeron: ¿Maestro, no tienes cuidado que perecemos
39
Y levantándose, increpó al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y fue hecha grande bonanza
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Y a ellos dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe
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Y temieron con gran temor, y decían el uno al otro. ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen