9
Y dijo a sus discípulos que le estuviese siempre apercibida la barquilla, por causa de la multitud, para que no le oprimiesen.
10
Porque había sanado a muchos; de tal manera que caían sobre él cuantos tenían plagas, para tocarle .
11
Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.
12
Mas él les reñía mucho que no lo manifestasen.
13
Y subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él.
14
Y estableció doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar.
15
Y que tuviesen potestad de sanar enfermedades, y de echar fuera demonios.
16
A Simón, al cual puso por nombre Pedro;
17
y a Jacobo, hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo; y los apellidó Boanerges, que es, Hijos del trueno;
18
y a Andrés, y a Felipe, y a Bartolomé, y a Mateo, y a Tomás, y a Jacobo hijo de Alfeo, y a Tadeo, y a Simón el cananista,
19
Y a Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron a casa.