19
Y a Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron a casa
20
Y otra vez se juntó la multitud de tal manera, que ellos ni aun podían comer pan
21
Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí
22
Pero los escribas que habían venido de Jerusalén, decían que tenía a Beelzebú; y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios
23
Y llamándolos, les dijo en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás
24
Si algún reino contra sí mismo fuere dividido, no puede permanecer el tal reino
25
Y si alguna casa fuere dividida contra sí misma, no puede permanecer la tal casa
26
Y si Satanás se levantare contra sí mismo, y fuere dividido, no puede permanecer; antes tiene fin
27
Nadie puede saquear las alhajas del hombre fuerte entrando en su casa, si antes no atare al hombre fuerte; y entonces saqueará su casa
28
De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera con que blasfemaren
29
mas cualquiera que blasfemare contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón; mas está obligado a eterno juicio
30
Porque decían: Tiene espíritu inmundo
31
Vienen después sus hermanos y su madre, y estando fuera, enviaron a él, llamándole
32
La multitud estaba sentada alrededor de él, y le dijeron: He aquí, tu madre y tus hermanos (y tus hermanas) te buscan fuera
33
Y él les respondió, diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos
34
Y mirando alrededor a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y hermanos
35
Porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, éste es mi hermano, y mi hermana, y mi madre