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Y siempre que los espíritus inmundos le veían, caían delante de El y gritaban, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.
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Y les advertía con insistencia que no revelaran su identidad.
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Y subió<***> al monte, llamó<***> a los que El quiso, y ellos vinieron a El.
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Y designó a doce, para que estuvieran con El y para enviarlos a predicar,
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y para que tuvieran autoridad de expulsar demonios.
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Designó a los doce: Simón (a quien puso por nombre Pedro),
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Jacobo , hijo de Zebedeo, y Juan hermano de Jacobo (a quienes puso por nombre Boanerges, que significa, hijos del trueno);
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Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananita;
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y Judas Iscariote, el que también le entregó.
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Jesús llegó<***> a una casa, y la multitud se juntó<***> de nuevo, a tal punto que ellos ni siquiera podían comer.
21
Cuando sus parientes oyeron esto, fueron para hacerse cargo de El, porque decían: Está fuera de sí.
22
Y los escribas que habían descendido de Jerusalén decían: Tiene a Beelzebú; y: Expulsa los demonios por el príncipe de los demonios.
23
Y llamándolos junto a sí, les hablaba en parábolas: ¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?
24
Y si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede perdurar.