23
Y le dieron á beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó.
24
Y cuando le hubieron crucificado, repartieron sus vestidos, echando suertes sobre ellos, qué llevaría cada uno.
25
Y era la hora de las tres cuando le crucificaron.
26
Y el título escrito de su causa era: EL REY DE LOS JUDIOS.
27
Y crucificaron con él dos ladrones, uno á su derecha, y el otro á su izquierda.
28
Y se cumplió la Escritura, que dice: Y con los inicuos fué contado.
29
Y los que pasaban le denostaban, meneando sus cabezas, y diciendo: ¡Ah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo edificas,
30
Sálvate á ti mismo, y desciende de la cruz.
31
Y de esta manera también los príncipes de los sacerdotes escarneciendo, decían unos á otros, con los escribas: A otros salvó, á sí mismo no se puede salvar.
32
El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él le denostaban.
33
Y cuando vino la hora de sexta, fueron hechas tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora de nona.
34
Y á la hora de nona, exclamó Jesús á gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabachthani? que declarado, quiere decir: Dios mío, Díos mío, ¿por qué me has desamparado?
35
Y oyéndole unos de los que estaban allí, decían: He aquí, llama á Elías.
36
Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dió á beber, diciendo: Dejad, veamos si vendrá Elías á quitarle.
37
Mas Jesús, dando una grande voz, espiró.
38
Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de alto á bajo.
39
Y el centurión que estaba delante de él, viendo que había espirado así clamando, dijo: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios.
40
Y también estaban algunas mujeres mirando de lejos; entre las cuales estaba María Magdalena, y María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé;
41
Las cuales, estando aún él en Galilea, le habían seguido, y le servían; y otras muchas que juntamente con él habían subido á Jerusalem.
42
Y cuando fué la tarde, porque era la preparación, es decir, la víspera del sábado,
43
José de Arimatea, senador noble, que también esperaba el reino de Dios, vino, y osadamente entró á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.