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Pilato, queriendo complacer a la multitud, les soltó a Barrabás; y después de hacer azotar a Jesús, le entregó para que fuera crucificado.
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Entonces los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al Pretorio, y convocaron<***> a toda la cohorte romana.
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Le vistieron<***> de púrpura, y después de tejer una corona de espinas, se la pusieron;
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y comenzaron a vitorearle: ¡Salve, Rey de los judíos!
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Le golpeaban la cabeza con una caña y le escupían, y poniéndose de rodillas le hacían reverencias.
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Y después de haberse burlado de El, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacaron<***> para crucificarle.
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Y obligaron<***> a uno que pasaba y que venía del campo, Simón de Cirene, el padre de Alejandro y Rufo, a que llevara la cruz de Jesús.
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Le llevaron<***> al lugar llamado Gólgota, que traducido significa: Lugar de la Calavera.
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Y trataron de darle vino mezclado con mirra, pero El no lo tomó.
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Cuando le crucificaron<***>, se repartieron<***> sus vestidos, echando suertes sobre ellos para decidir lo que cada uno tomaría.
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Era la hora tercera cuando le crucificaron.
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Y la inscripción de la acusación contra El decía: EL REY DE LOS JUDIOS.
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Crucificaron<***> con El a dos ladrones; uno a su derecha y otro a su izquierda.
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Y se cumplió la Escritura que dice: Y con los transgresores fue contado.
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Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Bah! Tú que destruyes el templo y en tres días lo reedificas,
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¡sálvate a ti mismo descendiendo de la cruz!
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De igual manera, también los principales sacerdotes junto con los escribas, burlándose de El entre ellos, decían: A otros salvó, a sí mismo no puede salvarse.
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Que este Cristo, el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. Y los que estaban crucificados con El también le insultaban.
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Cuando llegó la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena .
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Y a la hora novena Jesús exclamó con fuerte voz: ELOI, ELOI, ¿LEMA SABACTANI?, que traducido significa, DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUE ME HAS ABANDONADO?
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Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían: Mirad, a Elías llama.