10
Porque sabía que los principales sacerdotes le habían entregado por envidia.
11
Pero los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que le pidiera que en vez de Jesús les soltara a Barrabás.
12
Y Pilato, tomando de nuevo la palabra, les decía: ¿Qué haré, entonces, con el que llamáis el Rey de los judíos?
13
Ellos le respondieron a gritos: ¡Crucifícale!
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Y Pilato les decía: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho? Y ellos gritaban aún más: ¡Crucifícale!
15
Pilato, queriendo complacer a la multitud, les soltó a Barrabás; y después de hacer azotar a Jesús, le entregó para que fuera crucificado.
16
Entonces los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al Pretorio, y convocaron<***> a toda la cohorte romana.
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Le vistieron<***> de púrpura, y después de tejer una corona de espinas, se la pusieron;
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y comenzaron a vitorearle: ¡Salve, Rey de los judíos!
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Le golpeaban la cabeza con una caña y le escupían, y poniéndose de rodillas le hacían reverencias.
20
Y después de haberse burlado de El, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacaron<***> para crucificarle.
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Y obligaron<***> a uno que pasaba y que venía del campo, Simón de Cirene, el padre de Alejandro y Rufo, a que llevara la cruz de Jesús.
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Le llevaron<***> al lugar llamado Gólgota, que traducido significa: Lugar de la Calavera.
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Y trataron de darle vino mezclado con mirra, pero El no lo tomó.
24
Cuando le crucificaron<***>, se repartieron<***> sus vestidos, echando suertes sobre ellos para decidir lo que cada uno tomaría.
25
Era la hora tercera cuando le crucificaron.