4
Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de ungüento?
5
Porque podía esto ser vendido por más de trescientos denarios, y darse á los pobres. Y murmuraban contra ella.
6
Mas Jesús dijo: Dejadla; ¿por qué la fatigáis? Buena obra me ha hecho;
7
Que siempre tendréis los pobres con vosotros, y cuando quisiereis les podréis hacer bien; mas á mí no siempre me tendréis.
8
Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado á ungir mi cuerpo para la sepultura.
9
De cierto os digo que donde quiera que fuere predicado este evangelio en todo el mundo, también esto que ha hecho ésta, será dicho para memoria de ella.
10
Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, vino á los príncipes de los sacerdotes, para entregársele.
11
Y ellos oyéndolo se holgaron, y prometieron que le darían dineros. Y buscaba oportunidad cómo le entregaría.
12
Y el primer día de los panes sin levadura, cuando sacrificaban la pascua, sus discípulos le dicen: ¿Dónde quieres que vayamos á disponer para que comas la pascua?
13
Y envía dos de sus discípulos, y les dice: Id á la ciudad, y os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle;
14
Y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?
15
Y él os mostrará un gran cenáculo ya preparado: aderezad para nosotros allí.
16
Y fueron sus discípulos, y vinieron á la ciudad, y hallaron como les había dicho; y aderezaron la pascua.
17
Y llegada la tarde, fué con los doce.
18
Y como se sentaron á la mesa y comiesen, dice Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me ha de entregar.
19
Entonces ellos comenzaron á entristecerse, y á decirle cada uno por sí: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo?
20
Y él respondiendo les dijo: Es uno de los doce que moja conmigo en el plato.
21
A la verdad el Hijo del hombre va, como está de él escrito; mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! bueno le fuera á aquel hombre si nunca hubiera nacido.
22
Y estando ellos comiendo, tomó Jesús pan, y bendiciendo, partió y les dió, y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo.
23
Y tomando el vaso, habiendo hecho gracias, les dió: y bebieron de él todos.
24
Y les dice: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.
25
De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día cundo lo beberé nuevo en el reino de Dios.
26
Y como hubieron cantado el himno, se salieron al monte de las Olivas.
27
Jesús entonces les dice: Todos seréis escandalizados en mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y serán derramadas las ovejas.
28
Mas después que haya resucitado, iré delante de vosotros á Galilea.
29
Entonces Pedro le dijo: Aunque todos sean escandalizados, mas no yo.
30
Y le dice Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces.
31
Mas él con mayor porfía decía: Si me fuere menester morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo.
32
Y vienen al lugar que se llama Gethsemaní, y dice á sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro.
33
Y toma consigo á Pedro y á Jacobo y á Juan, y comenzó á atemorizarse, y á angustiarse.
34
Y les dice: Está muy triste mi alma, hasta la muerte: esperad aquí y velad.