22
Y la tomaron los siete, y tampoco dejaron simiente; a la postre murió también la mujer
23
En la resurrección, pues, cuando resucitaren, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete la tuvieron por mujer
24
Entonces respondiendo Jesús, les dice: ¿No erráis por eso, porque no sabéis las Escrituras, ni la potencia de Dios
25
Porque cuando resucitaran de los muertos, ni se casarán, ni maridos toman mujeres, ni mujeres maridos, mas son como los ángeles que están en los cielos
26
Y de los muertos que hayan de resucitar, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo Soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob
27
No es Dios de muertos, mas Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis
28
Y acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el principal mandamiento de todos
29
Y Jesús le respondió: El principal mandamiento de todos es: Oye Israel, el Señor nuestro Dios; el Señor uno es
30
Amarás pues al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todo tu pensamiento, y de todas tus fuerzas: éste es el principal mandamiento
31
Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos
32
Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él