40
Pero el que os sentéis a mi derecha o a mi izquierda, no es mío el concederlo, sino que es para quienes ha sido preparado.
41
Al oír esto, los diez comenzaron a indignarse contra Jacobo y Juan.
42
Y llamándolos junto a sí, Jesús les dijo<***>: Sabéis que los que son reconocidos como gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que sus grandes ejercen autoridad sobre ellos.
43
Pero entre vosotros no es así, sino que cualquiera de vosotros que desee llegar a ser grande será vuestro servidor,
44
y cualquiera de vosotros que desee ser el primero será siervo de todos.
45
Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
46
Entonces llegaron<***> a Jericó. Y cuando salía de Jericó con sus discípulos y una gran multitud, un mendigo ciego llamado Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino.
47
Y cuando oyó que era Jesús el Nazareno, comenzó a gritar y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
48
Y muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
49
Y Jesús se detuvo y dijo: Llamadle. Y llamaron<***> al ciego, diciéndole: ¡Anímate! Levántate, que te llama.
50
Y arrojando su manto, se levantó de un salto y fue a Jesús.