1
Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades.
2
Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos.
3
«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—.
4
En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo.
5
Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes».
6
Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente.
7
Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado;
8
otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los antiguos profetas.
9
Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, este de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.