4
Y fué, y habló con los príncipes de los sacerdotes, y con los magistrados, de cómo se lo entregaría.
5
Los cuales se holgaron, y concertaron de darle dinero.
6
Y prometió, y buscaba oportunidad para entregarle á ellos sin bulla.
7
Y vino el día de los ázimos, en el cual era necesario matar la pascua.
8
Y envió á Pedro y á Juan, diciendo: Id, aparejadnos la pascua para que comamos.
9
Y ellos le dijeron: ¿Dónde quieres que aparejemos?
10
Y él les dijo: He aquí cuando entrareis en la ciudad, os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua: seguidle hasta la casa donde entrare,
11
Y decid al padre de la familia de la casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde tengo de comer la pascua con mis discípulos?
12
Entonces él os mostrará un gran cenáculo aderezado; aparejad allí.
13
Fueron pues, y hallaron como les había dicho; y aparejaron la pascua.
14
Y como fué hora, sentóse á la mesa, y con él los apóstoles.