21
Con todo eso, he aquí la mano del que me entrega, conmigo en la mesa.
22
Y á la verdad el Hijo del hombre va, según lo que está determinado; empero ¡ay de aquél hombre por el cual es entregado!
23
Ellos entonces comenzaron á preguntar entre sí, cuál de ellos sería el que había de hacer esto.
24
Y hubo entre ellos una contienda, quién de ellos parecía ser el mayor.
25
Entonces él les dijo: Los reyes de las gentes se enseñorean de ellas; y los que sobre ellas tienen potestad, son llamados bienhechores:
26
Mas vosotros, no así: antes el que es mayor entre vosotros, sea como el más mozo; y el que es príncipe, como el que sirve.
27
Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta á la mesa, ó el que sirve? ¿No es el que se sienta á la mesa? Y yo soy entre vosotros como el que sirve.
28
Empero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis tentaciones:
29
Yo pues os ordeno un reino, como mi Padre me lo ordenó á mí,
30
Para que comáis y bebáis en mi mesa en mi reino, y os sentéis sobre tronos juzgando á las doce tribus de Israel.
31
Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandaros como á trigo;
32
Mas yo he rogado por ti que tu fe no falte: y tú, una vez vuelto, confirma á tus hermanos.
33
Y él le dijo: Señor, pronto estoy á ir contigo aun á cárcel y á muerte.
34
Y él dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.
35
Y á ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿os faltó algo? Y ellos dijeron: Nada.
36
Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja, y el que no tiene, venda su capa y compre espada.
37
Porque os digo, que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y con los malos fué contado: porque lo que está escrito de mí, cumplimiento tiene.
38
Entonces ellos dijeron: Señor, he aquí dos espadas. Y él les dijo: Basta.
39
Y saliendo, se fué, como solía, al monte de las Olivas; y sus discípulos también le siguieron.
40
Y como llegó á aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación.
41
Y él se apartó de ellos como un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró,