2
Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo dar muerte a Jesús, pues temían al pueblo.
3
Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que pertenecía al número de los doce;
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y él fue y discutió con los principales sacerdotes y con los oficiales sobre cómo se lo entregaría.
5
Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero.
6
El aceptó, y buscaba una oportunidad para entregarle, sin hacer un escándalo.
7
Llegó el día de la fiesta de los panes sin levadura en que debía sacrificarse el cordero de la Pascua.
8
Entonces Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id y preparad la Pascua para nosotros, para que la comamos.
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Ellos le dijeron: ¿Dónde deseas que la preparemos?
10
Y El les respondió: He aquí, al entrar en la ciudad, os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle a la casa donde entre.
11
Y diréis al dueño de la casa: "El Maestro te dice: "¿Dónde está la habitación, en la cual pueda comer la Pascua con mis discípulos?'"
12
Entonces él os mostrará un gran aposento alto, dispuesto; preparadla allí.
13
Entonces ellos fueron y encontraron todo tal como El les había dicho; y prepararon la Pascua.
14
Cuando llegó la hora, se sentó a la mesa, y con El los apóstoles,
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y les dijo: Intensamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer;
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porque os digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios.
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Y habiendo tomado una copa, después de haber dado gracias, dijo: Tomad esto y repartidlo entre vosotros;
18
porque os digo que de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.
19
Y habiendo tomado pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.
20
De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por vosotros.
21
Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa.
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Porque en verdad, el Hijo del Hombre va según se ha determinado, pero ¡ay de aquel hombre por quien El es entregado!
23
Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer esto.
24
Se suscitó también entre ellos un altercado, sobre cuál de ellos debería ser considerado como el mayor.
25
Y Jesús les dijo: Los reyes de los gentiles se enseñorean de ellos; y los que tienen autoridad sobre ellos son llamados bienhechores.
26
Pero no es así con vosotros; antes, el mayor entre vosotros hágase como el menor, y el que dirige como el que sirve.
27
Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No lo es el que se sienta a la mesa? Sin embargo, entre vosotros yo soy como el que sirve.
28
Vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas;
29
y así como mi Padre me ha otorgado un reino, yo os otorgo
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que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino; y os sentaréis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.
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Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearos como a trigo;
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pero yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos.
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Y Pedro le dijo: Señor, estoy dispuesto a ir contigo tanto a la cárcel como a la muerte.
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Pero Jesús le dijo: Te digo, Pedro, que el gallo no cantará hoy hasta que tú hayas negado tres veces que me conoces.