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Cuando llegó la hora, se sentó a la mesa, y con El los apóstoles,
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y les dijo: Intensamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer;
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porque os digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios.
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Y habiendo tomado una copa, después de haber dado gracias, dijo: Tomad esto y repartidlo entre vosotros;
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porque os digo que de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.
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Y habiendo tomado pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.
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De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por vosotros.
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Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa.
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Porque en verdad, el Hijo del Hombre va según se ha determinado, pero ¡ay de aquel hombre por quien El es entregado!
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Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer esto.
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Se suscitó también entre ellos un altercado, sobre cuál de ellos debería ser considerado como el mayor.
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Y Jesús les dijo: Los reyes de los gentiles se enseñorean de ellos; y los que tienen autoridad sobre ellos son llamados bienhechores.
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Pero no es así con vosotros; antes, el mayor entre vosotros hágase como el menor, y el que dirige como el que sirve.
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Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No lo es el que se sienta a la mesa? Sin embargo, entre vosotros yo soy como el que sirve.
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Vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas;
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y así como mi Padre me ha otorgado un reino, yo os otorgo
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que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino; y os sentaréis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.
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Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearos como a trigo;
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pero yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos.
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Y Pedro le dijo: Señor, estoy dispuesto a ir contigo tanto a la cárcel como a la muerte.
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Pero Jesús le dijo: Te digo, Pedro, que el gallo no cantará hoy hasta que tú hayas negado tres veces que me conoces.