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¿Nos es lícito dar tributo a César, o no
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Mas él, entendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis
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Mostradme un denario. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César
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Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César; y lo que es de Dios, a Dios
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Y no pudieron reprender sus palabras delante del pueblo; antes maravillados de su respuesta, callaron
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Y llegaron unos de los saduceos, los cuales niegan haber resurrección, le preguntaron
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diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, y muriere sin hijos, que su hermano tome la mujer, y levante simiente a su hermano
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Fueron, pues, siete hermanos; y el primero tomó mujer, y murió sin hijos
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Y la tomó el segundo, el cual también murió sin hijos
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Y la tomó el tercero; asimismo también todos siete, y no dejaron simiente, y murieron
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Y a la postre de todos murió también la mujer
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En la resurrección, pues, ¿mujer de cuál de ellos será? Porque los siete la tuvieron por mujer
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Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y son dados en casamiento
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mas los que son tenidos por dignos de aquel siglo y de la resurrección de los muertos, ni se casan, ni son dados en casamiento
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porque no pueden ya más morir; porque son iguales a los ángeles; y son hijos de Dios, cuando son hijos de la resurrección
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Y que los muertos hayan de resucitar, aun Moisés lo enseñó junto a la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, y Dios de Isaac, y Dios de Jacob
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Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, porque todos viven para él
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Y respondiéndole unos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho
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Y no osaron más preguntarle algo
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Y él les dijo: ¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David
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Y el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra
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entre tanto que pongo tus enemigos por estrado de tus pies
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Así que David le llama Señor; ¿cómo pues es su hijo
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Y oyéndole todo el pueblo, dijo a sus discípulos
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Guardaos de los escribas, que quieren andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas
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que devoran las casas de las viudas, poniendo por pretexto la larga oración; éstos recibirán mayor condenación