35
Y lo trajeron a Jesus; y habiendo echado sus vestidos sobre el pollino, pusieron a Jesus encima.
36
Y yendo él, tendían sus vestidos por el camino.
37
Y cuando llegaron ya cerca de la bajada del monte de las Olivas, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzaron a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto,
38
diciendo: ¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en lo altísimo!
39
Entonces algunos de los fariseos de la multitud, le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos.
40
Y él respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían.
41
Y como llegó cerca viendo la ciudad, lloró sobre ella,
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diciendo: ¡Oh si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que toca a tu paz! Mas ahora está encubierto a tus ojos.
43
Porque vendrán días sobre ti, que tus enemigos te cercarán con baluarte, y te pondrán cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho,
44
y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti; y no dejarán sobre ti piedra sobre piedra; por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.
45
Y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él.