3 Y procuraba ver quién era Jesús; mas no podía a causa de la multitud, porque era pequeño de estatura
4 Y corriendo delante, se subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí
5 Y como vino a aquel lugar Jesús, mirando, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose en tu casa
6 Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso
7 Y viendo esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador
8 Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado
9 Y el Señor le dijo: Porque hoy ha sido hecha salud a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham
10 Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido
11 Y oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y porque pensaban que luego había de ser manifestado el Reino de Dios
12 Dijo pues: Un hombre noble se fue a una provincia lejos, para tomar para sí un reino, y volver
13 Mas llamados diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo
14 Pero sus ciudadanos le aborrecían, y enviaron tras de él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros
15 Y aconteció, que vuelto él, habiendo tomado el reino, mandó llamar a sí a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno
16 Y vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas
17 Y él le dice: Está bien, buen siervo; pues que en lo poco has sido fiel, tendrás potestad sobre diez ciudades
18 Y vino el segundo, diciendo: Señor, tu mina ha hecho cinco minas
19 Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades
20 Y vino otro, diciendo: Señor, he aquí tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo
21 porque tuve miedo de ti, que eres hombre recio; tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste
22 Entonces él le dijo: Mal siervo, de tu boca te juzgo. Sabías que yo era hombre recio, que quito lo que no puse, y que siego lo que no sembré
23 ¿por qué, no diste mi dinero al banco, y yo viniendo lo recibiera con el logro
24 Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas
25 Y ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas
26 Pues yo os digo que a cualquiera que tuviere, le será dado; mas al que no tuviere, aun lo que tiene le será quitado
27 Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinara sobre ellos, traedlos acá, y degolladlos delante de mí
28 Y dicho esto, iba delante subiendo a Jerusalén
29 Y aconteció, que llegando cerca de Betfagé, y de Betania, al monte que se llama de las Olivas, envió dos de sus discípulos
30 diciendo: Id a la aldea de enfrente; en la cual cuando entrareis, hallaréis un pollino atado, en el que ningún hombre se ha sentado jamás; desatadlo, y traedlo
31 Y si alguien os preguntare, ¿por qué lo desatáis? Le responderéis así: Porque el Señor lo necesita
32 Y fueron los que habían sido enviados, y hallaron como les dijo
33 Y desatando ellos el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino
34 Y ellos dijeron: Porque el Señor lo necesita
35 Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus vestidos sobre el pollino, subieron a Jesús encima
36 Y yendo él, tendían sus vestidos por el camino
37 Y cuando llegaron ya cerca de la bajada del monte de las Olivas, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzaron a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto
38 diciendo: ¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en lo altísimo
39 Entonces algunos de los fariseos de la multitud, le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos
40 Y él respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían
41 Y como llegó cerca viendo la ciudad, lloró sobre ella
42 diciendo: ¡Oh si también tú conocieras, a lo menos en este tu día, lo que toca a tu paz! Mas ahora está encubierto a tus ojos
43 Porque vendrán días sobre ti, que tus enemigos te cercarán con baluarte, y te pondrán cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho
44 y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti; y no dejarán sobre ti piedra sobre piedra; por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación
45 Y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él
46 Diciéndoles: Escrito está: Mi Casa, Casa de oración es; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones
47 Y enseñaba cada día en el Templo; mas los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los principales del pueblo procuraban matarle
48 Y no hallaban qué hacerle, porque todo el pueblo estaba suspenso oyéndole

La Biblia de las Américas (Español) BLA

Lucas 19:3 trataba de ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, ya que él era de pequeña estatura.

English Standard Version ESV

Luke 19:3 And he was seeking to see who Jesus was, but on account of the crowd he could not, because he was small of stature.

King James Version KJV

New King James Version NKJV

Luke 19:3 And he sought to see who Jesus was, but could not because of the crowd, for he was of short stature.

Nueva Traducción Viviente NTV

Lucas 19:3 Zaqueo trató de mirar a Jesús pero era de poca estatura y no podía ver por encima de la multitud.

Nueva Versión Internacional NVI

Lucas 19:3 Estaba tratando de ver quién era Jesús, pero la multitud se lo impedía, pues era de baja estatura.

La Biblia Reina-Valera (Español) RVR

Lucas 19:3 Y procuraba ver á Jesús quién fuese; mas no podía á causa de la multitud, porque era pequeño de estatura.

Sagradas Escrituras (1569) (Español) SEV

Lucas 19:3 Y procuraba ver quién era Jesús; mas no podía a causa de la multitud, porque era pequeño de estatura.

Herramientas de Estudio para Lucas 19:3-48