12
Por eso dijo: Cierto hombre de familia noble fue a un país lejano a recibir un reino para sí y después volver.
13
Y llamando a diez de sus siervos, les dio diez minas y les dijo: "Negociad con esto hasta que regrese."
14
Pero sus ciudadanos lo odiaban, y enviaron una delegación tras él, diciendo: "No queremos que éste reine sobre nosotros."
15
Y sucedió que al regresar él, después de haber recibido el reino, mandó llamar a su presencia a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que habían ganado negociando.
16
Y se presentó el primero, diciendo: "Señor, tu mina ha producido diez minas más."
17
Y él le dijo: "Bien hecho, buen siervo, puesto que has sido fiel en lo muy poco, ten autoridad sobre diez ciudades."
18
Entonces vino el segundo, diciendo: "Tu mina, señor, ha producido cinco minas."
19
Y dijo también a éste: "Y tú vas a estar sobre cinco ciudades."
20
Y vino otro, diciendo: "Señor, aquí está tu mina, que he tenido guardada en un pañuelo;
21
pues te tenía miedo, porque eres un hombre exigente, que recoges lo que no depositaste y siegas lo que no sembraste."
22
El le contestó<***>: "Siervo inútil, por tus propias palabras te voy a juzgar. ¿Sabías que yo soy un hombre exigente, que recojo lo que no deposité y siego lo que no sembré?