29
Y él les dijo: De cierto os digo, que nadie hay que haya dejado casa, padres, ó hermanos, ó mujer, ó hijos, por el reino de Dios,
30
Que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.
31
Y Jesús, tomando á los doce, les dijo: He aquí subimos á Jerusalem, y serán cumplidas todas las cosas que fueron escritas por los profetas, del Hijo del hombre.
32
Porque será entregado á las gentes, y será escarnecido, é injuriado, y escupido.
33
Y después que le hubieren azotado, le matarán: mas al tercer día resucitará.
34
Pero ellos nada de estas cosas entendían, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se decía.
35
Y aconteció que acercándose él á Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando;
36
El cual como oyó la gente que pasaba, preguntó qué era aquello.
37
Y dijéronle que pasaba Jesús Nazareno.
38
Entonces dió voces, diciendo: Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí.
39
Y los que iban delante, le reñían que callase; mas él clamaba mucho más: Hijo de David, ten misericordia de mí.