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Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado todas las cosas, y te hemos seguido
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Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el Reino de Dios
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que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna
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Y Jesús, tomando aparte a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y serán cumplidas todas las cosas que fueron escritas por los profetas, del Hijo del hombre
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Porque será entregado a los gentiles, y será escarnecido, e injuriado, y escupido
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Y después que le hubieren azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará
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Pero ellos nada de estas cosas entendían, y esta palabra les era encubierta, y no sabían lo que decía
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Y aconteció que acercándose él a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando
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el cual cuando oyó la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello
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Y le dijeron que pasaba Jesús Nazareno
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Entonces dio voces, diciendo: Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí
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Y los que iban delante, le reñían que callara; mas él clamaba mucho más: Hijo de David, ten misericordia de mí
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Jesús entonces parándose, mandó traerle a sí; y cuando él llegó, le preguntó
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diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que vea
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Y Jesús le dijo: Ve, tu fe te ha hecho salvo
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Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo como lo vio, dio a Dios alabanza