20
Había también un mendigo llamado Lázaro, el cual estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas
21
y deseando saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas
22
Y aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado
23
Y en el Hades alzó sus ojos, estando en los tormentos, y vio a Abraham de lejos, y a Lázaro en su seno
24
Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama
25
Y le dijo Abraham: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; mas ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado
26
Y además de todo esto, una gran sima está constituida entre nosotros y vosotros, que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar a nosotros
27
Y dijo: Te ruego pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre
28
porque tengo cinco hermanos; para que les testifique, para que no vengan ellos también a este lugar de tormento
29
Y Abraham le dice: A Moisés y a los profetas tienen; oigan a ellos
30
El entonces dijo: No, padre Abraham; mas si alguno fuere a ellos de los muertos, se enmendarán