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Y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era todo aquello.
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Y él le dijo: "Tu hermano ha venido, y tu padre ha matado el becerro engordado porque lo ha recibido sano y salvo."
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Entonces él se enojó y no quería entrar. Salió su padre y le rogaba que entrara.
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Pero respondiendo él, le dijo al padre: "Mira, por tantos años te he servido y nunca he desobedecido ninguna orden tuya, y sin embargo, nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos;
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pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, mataste para él el becerro engordado."
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Y él le dijo: "Hijo mío, tú siempre has estado conmigo, y todo lo mío es tuyo.
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"Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque éste, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado."