18
Y comenzaron todos á una á excusarse. El primero le dijo: He comprado una hacienda, y necesito salir y verla; te ruego que me des por excusado.
19
Y el otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy á probarlos; ruégote que me des por excusado.
20
Y el otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.
21
Y vuelto el siervo, hizo saber estas cosas á su señor. Entonces enojado el padre de la familia, dijo á su siervo: Ve presto por las plazas y por las calles de la ciudad, y mete acá los pobres, los mancos, y cojos, y ciegos.
22
Y dijo el siervo: Señor, hecho es como mandaste, y aun hay lugar.
23
Y dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérza los á entrar, para que se llene mi casa.
24
Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron llamados, gustará mi cena.
25
Y muchas gentes iban con él; y volviéndose les dijo:
26
Si alguno viene á mí, y no aborrece á su padre, y madre, y mujer, é hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su vida, no puede ser mi discípulo.
27
Y cualquiera que no trae su cruz, y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
28
Porque ¿cuál de vosotros, queriendo edificar una torre, no cuenta primero sentado los gastos, si tiene lo que necesita para acabarla?