16
Y les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había llevado muchos frutos
17
y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿qué haré, porque no tengo dónde juntar mis frutos
18
Y dijo: Esto haré: derribaré mis alfolíes, y los edificaré mayores, y allí juntaré todos mis frutos y mis bienes
19
y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate
20
Y le dijo Dios: Necio, esta noche vuelven a pedir tu alma; y lo que has prevenido, ¿de quién será
21
Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico en Dios
22
Y dijo a sus discípulos: Por tanto os digo: No estéis afanosos de vuestra vida, qué comeréis; ni del cuerpo, qué vestiréis
23
La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido
24
Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen cillero, ni alfolí; y Dios los alimenta. ¿Cuánto de más estima sois vosotros que las aves
25
¿Y quién de vosotros podrá con su afán añadir a su estatura un codo
26
Pues si no podéis aun lo que es menos, ¿para qué estaréis afanosos de lo demás