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Y respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó entre ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto
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Y aconteció, que descendió un sacerdote por el mismo camino, y viéndole, pasó de lado
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Y asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de lado
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Y un samaritano que transitaba, viniendo cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia
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y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole sobre su cabalgadura, le llevó a un mesón, y lo curó
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Y otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al huésped, y le dijo: Cúralo; y todo lo que gastares de más, cuando yo vuelva te lo pagaré
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¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo de aquel que cayó entre ladrones
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Y él dijo: El que usó con él de misericordia. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo
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Y aconteció que yendo, entró él en una aldea; y una mujer llamada Marta, le recibió en su casa
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Y ésta tenía una hermana que se llamaba María, la cual sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra
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Pero Marta se distraía en muchos servicios; y sobreviniendo, dice: Señor, ¿no tienes cuidado que mi hermana me deja servir sola? Dile pues, que me ayude