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y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet.
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Y aconteció, que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,
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y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.
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¿Y de dónde esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?
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Porque he aquí, cuando llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
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Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor.
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Entonces María dijo: engrandece mi alma al Señor;
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Y mi espíritu se alegró en Dios mi Salud,
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porque miró a la bajeza de su criada; Porque he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
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Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; y santo es su Nombre.
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Y su misericordia de generación a generación a los que le temen.