35
Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por lo cual también lo Santo que de ti nacerá, será llamado Hijo de Dios.
36
Y he aquí, Elisabet tu parienta, también ella ha concebido hijo en su vejez; y éste es el sexto mes a ella que era llamada la estéril;
37
porque ninguna cosa es imposible para Dios.
38
Entonces María dijo: He aquí la criada del Señor; cúmplase en mí conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
39
En aquellos días levantándose María, fue a la montaña con prisa, a una ciudad de Judá;
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y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet.
41
Y aconteció, que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,
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y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.
43
¿Y de dónde esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?
44
Porque he aquí, cuando llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
45
Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor.
46
Entonces María dijo: engrandece mi alma al Señor;
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Y mi espíritu se alegró en Dios mi Salud,
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porque miró a la bajeza de su criada; Porque he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
49
Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; y santo es su Nombre.
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Y su misericordia de generación a generación a los que le temen.
51
Hizo valentía con su brazo; esparció los soberbios del pensamiento de su corazón.
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Quitó los poderosos de los tronos, y levantó a los humildes.
53
A los hambrientos colmó de bienes; y a los ricos envió vacíos.
54
Recibió a Israel su criado, acordándose de la misericordia.
55
Como habló a nuestros padres, a Abraham y a su simiente para siempre.