22
Y saliendo, no les podía hablar; y entendieron que había visto visión en el Templo; y él les hablaba por señas, y quedó mudo.
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Y fue, que cumplidos los días de su oficio, se vino a su casa.
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Y después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se encubrió por cinco meses, diciendo:
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Porque el Señor me ha hecho así en los días en que miró para quitar mi afrenta entre los hombres.
26
Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
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a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la Casa de David; y el nombre de la virgen era María.
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Y entrando el ángel en donde ella estaba , dijo: ¡Gozo hallas, amada! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.
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Mas ella, cuando le vio, se turbó de sus palabras, y pensaba qué salutación fuese ésta.
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Entonces el ángel le dice: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios.
31
Y he aquí, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
32
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y le dará el Señor Dios el trono de David su padre;
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y reinará en la Casa de Jacob por siempre; y de su Reino no habrá fin.
34
Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? Porque no conozco varón.
35
Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por lo cual también lo Santo que de ti nacerá, será llamado Hijo de Dios.
36
Y he aquí, Elisabet tu parienta, también ella ha concebido hijo en su vejez; y éste es el sexto mes a ella que era llamada la estéril;
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porque ninguna cosa es imposible para Dios.
38
Entonces María dijo: He aquí la criada del Señor; cúmplase en mí conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
39
En aquellos días levantándose María, fue a la montaña con prisa, a una ciudad de Judá;
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y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet.
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Y aconteció, que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,
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y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.
43
¿Y de dónde esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?
44
Porque he aquí, cuando llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
45
Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor.
46
Entonces María dijo: engrandece mi alma al Señor;
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Y mi espíritu se alegró en Dios mi Salud,
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porque miró a la bajeza de su criada; Porque he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
49
Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; y santo es su Nombre.
50
Y su misericordia de generación a generación a los que le temen.
51
Hizo valentía con su brazo; esparció los soberbios del pensamiento de su corazón.
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Quitó los poderosos de los tronos, y levantó a los humildes.
53
A los hambrientos colmó de bienes; y a los ricos envió vacíos.
54
Recibió a Israel su criado, acordándose de la misericordia.
55
Como habló a nuestros padres, a Abraham y a su simiente para siempre.
56
Y se quedó María con ella como tres meses; después se volvió a su casa.
57
Y a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz un hijo.
58
Y oyeron los vecinos y los parientes que Dios había hecho con ella grande misericordia, y se alegraron con ella.
59
Y aconteció, que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías.
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Y respondiendo su madre, dijo: No; sino Juan será llamado.
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Y le dijeron: ¿Por qué ? Nadie hay en tu parentela que se llame con este nombre.
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Y hablaron por señas a su padre, cómo le quería llamar.
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Y demandando la tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron.
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Y luego fue abierta su boca y su lengua, y habló bendiciendo a Dios.
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Y hubo temor sobre todos los vecinos de ellos; y en todas las montañas de Judea fueron divulgadas todas estas cosas.
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Y todos los que las oían, las conservaban en su corazón, diciendo: ¿Quién será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.
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Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo:
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Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y hecho redención a su pueblo,
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y nos alzó el cuerno de salud en la Casa de David su siervo,
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como habló por boca de los santos que fueron desde el principio, sus profetas:
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Salvación de nuestros enemigos, y de mano de todos los que nos aborrecieron;
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para hacer misericordia con nuestros padres, y acordándose de su santo testamento;