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El SEÑOR le ordenó a Moisés
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que le dijera a Aarón: «Ninguno de tus descendientes que tenga defecto físico deberá acercarse jamás a su Dios para presentarle la ofrenda de pan.
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En efecto, no deberá acercarse nadie que tenga algún defecto físico: ninguno que sea ciego, cojo, mutilado, deforme,
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lisiado de pies o manos,
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jorobado o enano; o que tenga sarna o tiña, o cataratas en los ojos, o que haya sido castrado.
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Ningún descendiente del sacerdote Aarón que tenga algún defecto podrá acercarse a presentar al SEÑOR las ofrendas por fuego. No podrá acercarse para presentarle a su Dios la ofrenda de pan por tener un defecto.
22
Podrá comer de la ofrenda de pan, tanto del alimento santo como del santísimo,
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pero por causa de su defecto no pasará más allá de la cortina ni se acercará al altar, para no profanar mi santuario. Yo soy el SEÑOR, que santifico a los sacerdotes».
24
Y Moisés les comunicó todo esto a Aarón y a sus hijos, y a todos los israelitas.