32
Esta es la ley del que hubiere tenido plaga de lepra, cuya mano no alcanzare lo prescrito para purificarse.
33
Y habló el SEÑOR a Moisés y a Aarón, diciendo:
34
Cuando hubieres entrado en la tierra de Canaán, la cual yo os doy en posesión, y pusiere yo plaga de lepra en alguna casa de la tierra de vuestra posesión,
35
vendrá aquel de quien fuere la casa, y dará aviso al sacerdote, diciendo: Algo como plaga ha aparecido en mi casa.
36
Entonces mandará el sacerdote, y limpiarán la casa antes que el sacerdote entre a mirar la plaga, para que no sea contaminado todo lo que estuviere en la casa; y después el sacerdote entrará a reconocer la casa.
37
Y mirará la plaga; y si se vieren manchas en las paredes de la casa, verdosas, profundas o bermejas, las cuales parecieren más hundidas que la pared,
38
el sacerdote saldrá de la casa a la puerta de ella, y cerrará la casa por siete días.
39
Y al séptimo día volverá el sacerdote, y mirará; y si la plaga hubiere crecido en las paredes de la casa,
40
entonces mandará el sacerdote, y arrancarán las piedras en que estuviere la plaga, y las echarán fuera de la ciudad, en un lugar inmundo;
41
y hará descostrar la casa por dentro alrededor, y derramarán el polvo que descostraren fuera de la ciudad en un lugar inmundo;
42
y tomarán otras piedras, y las pondrán en el lugar de las piedras quitadas ; y tomarán otra tierra, y encostrarán la casa.
43
Y si la plaga volviere a reverdecer en aquella casa, después que hizo arrancar las piedras, y descostrar la casa, y después que fue encostrada,
44
entonces el sacerdote entrará y mirará; y si pareciere haberse extendido la plaga en la casa, lepra roedora está en la tal casa: inmunda es.
45
Entonces derribará la casa, sus piedras, y sus maderos, y toda la mezcla de la casa; y lo sacará fuera todo de la ciudad a un lugar inmundo.
46
Y cualquiera que entrare en aquella casa todos los días que la mandó cerrar, será inmundo hasta la tarde.
47
Y el que durmiere en aquella casa, lavará sus vestidos; también el que comiere en la casa, lavará sus vestidos.
48
Mas si entrare el sacerdote y mirare, y viere que la plaga no se ha extendido en la casa después que fue encostrada, el sacerdote dará la casa por limpia, porque la plaga ha sanado.
49
Entonces tomará para purificar la casa dos avecillas, y palo de cedro, y grana, e hisopo;
50
y degollará una avecilla en un vaso de barro sobre aguas vivas;
51
y tomará el palo de cedro, y el hisopo, y la grana, y la avecilla viva, y lo mojará todo en la sangre de la avecilla muerta y en las aguas vivas, y rociará la casa siete veces.
52
Y purificará la casa con la sangre de la avecilla, y con las aguas vivas, y con la avecilla viva, y el palo de cedro, y el hisopo, y la grana.