39
¿Por qué ha de quejarse el ser viviente? ¡Sea valiente frente a sus pecados!
40
Examinemos nuestros caminos y escudriñémoslos, y volvamos al SEÑOR;
41
alcemos nuestro corazón en nuestras manos hacia Dios en los cielos.
42
Nosotros hemos transgredido y nos hemos rebelado; tú no has perdonado.
43
Te has cubierto de ira y nos has perseguido; has matado y no has perdonado.
44
Te has cubierto de una nube para que no pase la oración.
45
Basura y escoria nos has hecho en medio de los pueblos.
46
Han abierto su boca contra nosotros todos nuestros enemigos.
47
Terror y foso nos han sobrevenido, desolación y destrucción.
48
Arroyos de agua derraman mis ojos a causa de la destrucción de la hija de mi pueblo.
49
Mis ojos fluyen sin cesar, ya que no hay descanso
50
hasta que mire y vea el SEÑOR desde los cielos.
51
Mis ojos causan dolor a mi alma por todas las hijas de mi ciudad.
52
Constantemente me han dado caza como a un ave mis enemigos, sin haber causa;
53
silenciaron mi vida en la fosa, pusieron piedra sobre mí.
54
Cubrieron las aguas mi cabeza, dije: ¡Estoy perdido!
55
Invoqué tu nombre, oh SEÑOR, desde la fosa más profunda.
56
Tú oíste mi voz: No escondas tu oído a mi clamor, a mi grito de auxilio.
57
Te acercaste el día que te invoqué, dijiste: No temas.
58
Tú has defendido, oh Señor, la causa de mi alma, tú has redimido mi vida.
59
Tú has visto, oh Señor, mi opresión, juzga mi causa.